Fotografias III Concurso Hueca compartir emociones"

RELATOS TURISMO VERDE HUESCA

Fotogrfías presentadas al III concurso "Huesca compartir emociones"

Relatos presentados al IV concurso de Microrrelatos Turismo Verde Huesca.



lunes, 24 de mayo de 2010

NUESTRO SECRETO

Por fin habíamos llegado. El paisaje era espectacular. Era primavera y las montañas mostraban todo su esplendor, brillaban con el sol espectacular que despertaba el color verde intenso de los bosques y las praderas.
Siempre me había gustado esa zona, Huesca estaba llena de paisajes hermosos pero a mí me llamaba la atención el Pirineo oscense. Intentábamos escaparnos siempre que nos era posible. Habíamos ido allí para relajarnos y pasar unos días lejos de la rutina. Para ello, Pol había reservado nuestra habitación en la casa rural donde solíamos ir años atrás.
Hacía mucho tiempo desde la última vez que estuvimos en esa misma habitación pero no había cambiado nada, seguía como aquel último día tan especial en que decidimos dar un giro a nuestras vidas e irnos a vivir juntos. Al cabo de tres meses, ya habíamos encontrado un piso precioso y nos habíamos trasladado. Seguíamos juntos y felices y pensamos que sería bonito celebrar nuestro tercer aniversario en la casa rural de Huesca.
Observé atentamente todo lo que me rodeaba. La misma cama, las mismas cortinas, la misma decoración, y el balcón con las mismas maravillosas vistas. Las montañas majestuosas se alzaban frente a la habitación. Nada más salir al balcón, el aire fresco susurraba entre los árboles y el suave sonido del agua del río se escuchaba a lo lejos. Era todo lo que necesitábamos; en ese lugar era muy fácil relajarse y olvidarse de los problemas cotidianos.
Una vez comprobado que todo estaba en su sitio, me dirigí al espejo de la entrada, lo aparté con cuidado y sonreí. No habían pintado las paredes en los últimos años; nuestros mensajes continuaban en el mismo sitio donde los habíamos escrito.
Cada vez que íbamos allí, escribíamos un mensaje el último día antes de irnos para recordar algo especial de la estancia durante esos días. Al volver en la siguiente ocasión, nos gustaba rememorar por qué habíamos escrito aquello y sonreír con los recuerdos.
Llevábamos haciéndolo diez años y nadie nos había pillado aún. Bueno, quizás alguien había descubierto nuestros mensajes secretos pero como no lo sabíamos, nos encantaba pensar que era nuestro secreto y que nadie más lo conocía.
Estaba segura de que en aquella ocasión también habría algo especial que escribir tras el espejo.
Montserrat Valea Pedrosa mayo 2010

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